Texto y fotografías: Melissa Torres Fabián
Consuelo Tapia Espejo es una orgullosa madre de familia que hace más de dos décadas se dedica al negocio de la comida. Su local Hooponopono ubicado en calle Moquegua 287, en el corazón de la urbanización Caja de Agua en San Juan de Lurigancho, atiende de lunes a domingo desde las 7 a.m. hasta las 5:30 p.m. ofreciendo desayunos, almuerzos y platos a la carta.
Como buena limeña es hija de migrantes, de padre huancaíno y madre iqueña, nació y pasó sus primeros años en el Rímac, luego se trasladó con su familia a San Juan de Lurigancho y años más adelante a San Martín de Porres. Retornó al distrito que la vio crecer con el propósito de emprender un negocio que le permitió solventar sus gastos familiares como madre soltera.
Consuelo priorizó el cuidado de los suyos y por ello vio en el negocio de la comida una alternativa para cubrir y procurarles una buena alimentación. Cuando sus hijos eran adolescentes abrió una fuente de sodas que con el tiempo se convirtió en restaurante, uno acogedor donde los clientes pudiesen encontrar comida casera y de muy buena calidad a precios asequibles.
Con el tiempo, su labor como dueña del local abarcó nuevas responsabilidades, ya que implicó que además de seleccionar y comprar los insumos frescos del mercado también ingresara a la cocina, encargándose de preparar los platos que se sirven diariamente en el restaurante. Como ella menciona, su jornada de más de 12 horas empieza a las 5 a.m. y culmina alrededor de las 6 p.m. para volver a casa y descansar hasta el día siguiente.
El trabajo en la cocina es arduo y estratégico. Se deben preparar al menos 3 guisos y siempre se debe tener la opción de hacer frituras para los comensales que lo requieran. El arroz y la papa son esenciales, nunca deben faltar tanto para complementar un guiso como para utilizarlo en una entrada o un plato más elaborado. En definitiva, lo que se sirve depende del incremento de los precios en los alimentos. El costo del menú no puede variar, así que hay que ingeniárselas y aplicar tácticas económicas para mantener las ganancias y evitar las pérdidas. Se trata de encontrar el balance justo.
Hay que considerar que los gastos de un negocio abarcan desde el alquiler del local, la compra de insumos, el pago de servicios básicos y la contratación de empleados. La experiencia de Consuelo destaca que, como todo negocio, este depende de un buen clima laboral, por lo que seleccionar al personal y luego mantener un ambiente ameno puede tardar un tiempo, pero es más que necesario y la paciencia es clave. Ser independiente no es sencillo, pero brinda muchas satisfacciones.
Gracias a su trabajo pudo construir su casa y educar a sus hijos, hoy profesionales. Desde luego ahora ella continúa en el negocio porque este le aporta la sensación de utilidad tan valiosa cuando uno llega a ser adulto mayor. Además de la experiencia, las vivencias recogidas año con año la llevan a cuestionarse temas importantes como la seguridad y el apoyo del gobierno. Así como ella hay muchas madres de familia que no cuentan con planes diseñados para asegurar su bienestar y el de sus hijos. Hay mucho por hacer por ese gran sector de la población que son madres solteras y no cuentan con recursos propios. Si el trabajo dignifica y la familia es el núcleo de la sociedad, las autoridades o instancias pertinentes deberían crear planes de apoyo para ellas, desde guarderías públicas y seguras, hasta apoyo médico y psicológico gratuito, entre muchos otros.
Este mes de mayo celebramos a todas las madres, pero desde este blog especialmente a aquellas que sin apoyo lograron hacer lo imposible, llevar un plato de comida a casa, educar a sus hijos y verlos crecer procurando que en la medida de sus posibilidades no les faltase nada. Estas madres son las que hacen del Perú el país de los que sueñan despiertos, de los que viven del día a día y no se dejan abatir a pesar de que todo pueda jugar en contra. A ustedes, gracias por su persistencia y resiliencia.